Hay días que me pongo nostálgica y pienso que la hora de cocinar ha sido devaluada y la hora de sentarse a comer, ha pasado de ser sagrada, a ignorada. En mi libro La Cocina No Muerde escribí “¿quién dijo que comer rápido y barato era de gente astuta, si sólo nos llena de libras y enfermedades?”.
Cuando me preguntan cómo lo hago, siempre digo: «soy una fiel creyente del refrán: somos lo que comemos”.
Y es que lo que comemos y bebemos tiene un impacto directo con la forma en que nos sentimos y nos vemos. Nuestro ánimo, agilidad, sueño y obviamente la salud, se afectan directamente. La obesidad es un problema físico, mental, emocional y no se puede ignorar, o nos regalará poca vida o nos traerá otras condiciones como la Diabetes, por mencionar una.
Recuerdo dos técnicas con las que me criaron: comer fuera poco y sólo en buenos restaurantes y no comer carne todos los días para que el presupuesto diera para comprar mejor calidad otros días de la semana.
Entiende que es como una receta y que tiene que estar balanceada. Este cambio que buscas empieza desde analizar lo que compras para llevar a tu cocina, hasta lo que comes en la calle.
En fin, llena ese lugar sagrado que se llama cocina con ingredientes que comprarían nuestras abuelas. Lleva una lonchera saludable a la escuela o el trabajo, cuida lo más valioso que tienes, tu vida. Y no te rindas, como dice la canción, despacito. Lo importante es que hoy decidas cambiar tu vida pues “somos lo que comemos”.
«Amo la cocina, enseñar lo que conozco» – dice la chef Doreen Colondres, destacada presentadora de TV y escritora que nos convencerá que cocinar es fácil, divertido, relajante y saludable.